Nuestro Padre Jesús Nazareno - Historia - Real Cofradía de Jesús -Nazareno- de Cieza

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Nuestro Padre Jesús Nazareno - Historia

La advocación de Jesús Nazareno es, sin lugar a dudas, una de las más antiguas y devocionalmente arraigadas a lo largo de la historia de la Noble y Muy Leal Villa de Cieza. Aunque no está clara la fecha de la llegada de la primera imagen bajo esta advocación a la villa, podría situarse casi con seguridad a mediados del siglo XVII, dado que la imagen comienza a ser nombrada asiduamente en diferentes testamentos y documentos de la época.

Pero, si algo es un misterio todavía mayor a fecha de hoy, es el origen de dicha efigie. Muchos han sido los que han querido atribuir dicha imagen a las manos del escultor alcalaíno Juan Martínez Montañés; no existiendo ninguna prueba, ni referencia histórica al respecto. Por otro lado, en ciertas publicaciones de post-guerra dicha imagen llega a ser atribuida al escultor granadino Alonso Cano Almansa (quien estuviera en el taller de pintura del sevillano Francisco Pacheco y amigo de Diego Velázquez). Esto concordaría en cierta medida con la teoría de que la efigie de Jesús Nazareno de Cieza habría sido realizada por un escultor de la escuela granadina.

Sin embargo, esta no es la única teoría al respecto. En una guía de viajes sobre las provincias de Valencia y Murcia publicada en 1931 por Elías Tormo y Monzó, se menciona una imagen de Jesús Nazareno sita en el crucero izquierdo de la Basílica de Nuestra Señora de la Asunción de Cieza, en un altar frente a las naves, lugar en el que desde tiempos inmemoriales ha estado situado la imagen de la Cofradía de Jesús. Tormo afirma en este texto que la talla es obra del escultor caravaqueño Marcos Laborda y García, lo cual choca radicalmente con lo que tradicionalmente se ha afirmado. De este texto surge una nueva hipótesis según la cual en la historia procesional ciezana no han habido dos imágenes del "Nazareno", sino tres; pudiendo haberse realizado esta segunda a manos de Laborda tras una posible destrucción de la anterior en la invasión Napoleónica de 1808.

Lo que sí está más que claro es la destrucción de una efigie de Nuestro Padre Jesús Nazareno a manos del bando republicano en La Quema de los Santos que tuvo lugar en 1936 durante la Guerra Civil española, cuyo desenlace tuvo como consecuencia la destrucción casi total del patrimonio procesional y religioso que ostentaba la localidad de Cieza.

Tras la finalización la guerra, el ambiente religioso se vio muy favorecido por el nuevo régimen instaurado bajo el mandado de Francisco Franco, provocando un proceso de revitalización de las cofradías y hermandades de Semana Santa con la refundación y reorganización de las ya existentes en Cieza, y con la aparición de otras de nueva creación. Así como las cofradías se iban reconstruyendo, lo mismo pasaba con su patrimonio. Esta reconstrucción patrimonial se debió en muchas ocasiones a la generosidad de vecinos notables de la Villa de Cieza, ocupándose ellos de encargar y costear las nuevas imágenes que sustituyeran a las malogradas en la contienda civil, buscando para ello a los mejores artistas del momento.

Dentro de este proceso de reconstrucción, en 1942 llegaba a Cieza la actual imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, siendo encargado por el ciezano Mariano Martínez Montiel al afamado escultor valenciano Ignacio Pinazo Martínez. El nuevo Nazareno constituye una obra de muy similares características a la destruida en 1936, tanto al ser articulada y de vestir, pudiéndose así aprovechar el ajuar de su predecesor, como en el rostro, manteniendo ciertas similitudes con su antecesor.

A su llegada a Cieza, la imagen volvería a desfilar, no solo heredando el ajuar de la malograda imagen anterior, sino además desfilando sobre el mismo trono que lo hiciera aquella. Este trono, de estilo de Salón (como es conocido popularmente en Cieza) habría sido realizado por el tallista murciano Pedro García Migal en 1899, siendo completado un año después, en 1900, con cuatro candelabros y ocho jarrones para flores, y con la intervención de Ignacio Amoraga Latorre como dorador. Esta obra llegaba a Cieza gracias las cameras que la imagen del "Nazareno" tenía por aquel entonces: Doña Amalia y Doña Piedad Angosto de la Peña, las cuales delegarán las gestiones en el propio Amoraga.

De la misma manera, la nueva imagen llegada desde Valencia sería, como decía anteriormente, vestida y engalanada con la túnica de la imagen anterior, siendo esta con la que suele procesionar en la actualidad. Se trata de una túnica bordada en oro fino sobre terciopelo morado realizada en los Talleres Leonor Torres - Casa Aranda de Zaragoza, la cual fue donada a la imagen a mediados del mes de enero de 1908, tal y como lo atestigua la prensa local de la época. Dicha pieza textil es, posiblemente, una de las mejores del patrimonio procesional ciezano, a pesar de una controvertida restauración que sufriría en los años 80 en la capital española. Pero si de patrimonio textil de la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno se habla, hay que reseñar la otra túnica que la imagen heredó, la cual suele usar prácticamente durante todo el año en su capilla. De calidad superior a la de 1908, se trata también de una túnica bordada en oro fino sobre terciopelo morado, pero con algunos años más de historia. Aunque no está clara su llegada a Cieza, ésta se podría fechar como muy tarde en la segunda mitad del Siglo XIX. Según algunas fuentes, habría sido confeccionada en Zamora. De lo que no hay duda es que sus bordados podrían considerarse como unos los mejores de la Semana Santa de Cieza, y posiblemente de la Región de Murcia, rivalizando en cierta medida a nivel local con algunos de los que poseen las imágenes del Santísimo Cristo del Consuelo o María Santísima de la Soledad. Esta túnica fue sustraída durante la Guerra Civil y recuperada tras la misma en 1946, junto al manto de "la Soledad", por Doña Anita Marín-Blázquez Jaén en la pedanía murciana de El Palmar.

Y si de ajuar heredado estamos hablando, no podemos olvidar de ninguna manera la cruz de madera, pintada con motivos vegetales en oro y plata, siendo rematada con puntas de orfebrería, con la que la imagen desfila en la mañana de Viernes Santo en la Procesión del Penitente. Dicha cruz, al igual que la más antigua de las túnicas, podría datarse aproximadamente en la segunda mitad del Siglo XIX, como muy pronto, aunque es difícil aseverarlo debido a la escasa información que se conserva en lo referente a la imagen de Jesús Nazareno durante esa época. También se conserva de la misma época corona de espinas de plata, bañada en oro, con la que la antigua imagen solía desfilar, aunque esta, por las características de la imagen actual, no se suele emplear actualmente.

La imagen de Nuestro Padre Jesús, a su llegada a Cieza, heredaría también el hueco que dejo vacante su predecesora en la Basílica de Nuestra Señora de la Asunción, un camarín situado a la izquierda del altar mayor. De dicho camarín tampoco se sabe con exactitud la fecha de su creación. Cierto y verdad es que la imagen del "Nazareno" está ligada a ese enclave desde prácticamente el siglo XVIII, y donde, según los estudios del historiador local Alfredo Marín Cano, haber compartido capilla con la venerada imagen del Santísimo Cristo del Consuelo en su etapa en la basílica. De lo que si se tiene constancia es de la intervención que el pintor y dorador ciezano, Francisco Valch Jaleón, realizó en dicho camarín en el año 1917. En esa época, camarín y retablo ya tenían las características actuales, tal y como corrobora el boceto y los detalles del proyecto del pintor. Esta sería también encargada por las anteriormente mencionadas hermanas Angosto de la Peña. En dicho encargo, el pintor adaptaría los colores de las pinturas del camarín por unos más acordes a los representativos de la imagen y su cofradía.

Volviendo a la efigie de Nuestro Padre Jesús Nazareno, en 1945, cuando se realiza el proceso de refundación de la Cofradía de Jesús Nazareno, Mariano Martínez Montiel, quien años antes encargará la imagen, la donará a la Cofradía. Este acto le granjearía el título de Presidente Honorario de la misma. Un año después, en 1946, el ajuar de la imagen sería enriquecido por la propia cofradía, con la realización de un nuevo juego de manos para Nuestro Padre Jesús Nazareno con las que pudieran anclarse mejor en su función de sujetar la cruz en la mañana de Viernes Santo, y cuya realización corrió a cargo del escultor local Manuel Juan Carrillo Marco.

En la segunda mitad del pasado siglo XX, la imagen de Jesús Nazareno vuelve a tener dos nombres reseñables en su cuidado, ya que el encargo de la camarería recayó en Doña Encarnación Ruiz Iglesias y Doña Dolores García-Gutiérrez Iglesias, primas entre sí y sobrinas de las anteriormente mencionadas como camareras de la imagen. Fue en sus manos en quienes recayó la concesión, por parte de la cofradía, del cuidado del patrimonio de la imagen titular hasta el fallecimiento de ambas, Dolores en 1961, y Encarnación en 2019. Fue precisamente Doña Encarnación quien, en 1988, encargaría y costearía la ya anteriormente mencionada restauración de la túnica de procesión al taller Garín de Madrid. Del mismo modo, sería ella la que costearía en 1999 la restauración del trono del "Nazareno", cien años después de su realización. Dicha intervención sería llevada a cabo por el artista y restaurador local Bonifacio Pérez Ballesteros, realizando este una labor encomiable. Además, fue él mismo el encargado de, a petición y coste de la cofradía, añadir una nueva plataforma inferior al trono de igual estilo y ornamentación, consiguiendo así aumentar el tamaño del mismo y adaptarlo a cuatro varas, en lugar de las tres de las que disponía hasta entonces.

Aun no siendo perfecta, la documentación histórica de la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno tras la contienda civil es bastante completa, contrastando en gran medida con las muchas lagunas históricas que deja el origen de su (o sus) predecesora, propiciando esto la creación de decenas de teorías y elucubraciones sobre su origen o autoría. Con el paso de los años, y como se ha podido ver, han sido muchos los nombres de ilustres y celebres escultores los que se han relacionado con esta imponente efigie pero, para desilusión de muchos, es escasa la información veraz que se ha podido localidad y, a fecha de hoy, la primitiva imagen no hay otra manera de catalogarla que no sea como de autoría desconocida.

El "Nazareno" de Cieza a lo largo de los siglos. Escrito por Antonio Camacho García