Siglo XX - Real Cofradía de Jesús -Nazareno- de Cieza

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Siglo XX

La Guerra Civil española había supuesto para la comunidad cofrade ciezana un gran retroceso. Las imágenes más devocionales, y de mayor antigüedad, habían sido despedazadas y quemadas en 1936, como paso con las imágenes del Santísimo Cristo del Consuelo, María Santísima de la Soledad, el Señor de la Columna o Nuestro Padre Jesús Nazareno, entre otros muchos. De las imágenes de Jesús Nazareno y Soledad, solo se salvaron, las túnicas de Jesús Nazareno, una de ellas la cual estaba custodiada por la familia de las camareras, y la otra, datada del siglo XIX, fue recuperada años después en la localidad de El Palmar junto con el manto de la Virgen de la Soledad.

Cierto es, que finalizada la guerra, el ambiente religioso se vio muy favorecido por el nuevo régimen instaurado bajo el mandado de Francisco Franco, esto provocó un proceso de revitalización de las cofradías y hermandades de Semana Santa con la refundación y reorganización de las ya existentes, y con la fundación de otras nuevas. Así como las cofradías se iban reconstruyendo, lo mismo pasaba con el patrimonio de las mismas, muchos vecinos notables de la Villa de Cieza comenzaron a encargar y costear nuevas imágenes que sustituyeran a las malogradas en la contienda civil siendo estas realizadas por los mejores artistas del momento como Juan González Moreno, Ignacio Pinazo Martínez o el ciezano Manuel Juan Carrillo Marco.

Siguiendo las pautas previamente redactadas en 1942 llega a Cieza la actual imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, siendo encargo de un vecino de la villa, Mariano Martínez Montiel, al afamado escultor valenciano Ignacio Pinazo Martínez. Constituyendo una obra de muy similares características a la destruida en 1936, tanto al ser articulada y de vestir, pudiéndose así aprovechar las túnicas de su predecesor, como en el rostro, manteniendo ciertas similitudes con su antecesor.

Por otro lado, la Cofradía de Jesús Nazareno no se reorganizaría hasta 1945 cuando reunidos en la Basílica de Nuestra Señora de la Asunción con la presencia del Rvdo. Antonio Sánchez Oliva, párroco de la misma, se realiza la primera asamblea tras la Guerra Civil, así como se redactan los nuevos estatutos por lo que la cofradía debía regirse. En esta documentación se destaca la generosidad y devoción de Mariano Martínez Montiel, que tras haber donado la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno a la refundada cofradía, es nombrado Presidente Honorario, y siendo encabezada la nueva directiva por David Martínez Camacho, en la presidencia efectiva.

Pero como ya decíamos tras la guerra, fueron muchas las nuevas cofradías que aparecieron de nueva creación en Cieza, y varías de ellas lo harían tras separarse de la Cofradía de Jesús Nazareno. La Cofradía de la Oración del Huerto y el Santo Sepulcro, los populares Dormís, darían sus primero pasos como una hermandad filial a la de Jesús, ya que tantos los pasos de La Oración en el Huerto y el Santo Sepulcro formaban parte del patrimonio de la Cofradía de Jesús Nazareno antes de la guerra, y llegando con el tiempo a desligarse por completo y formar la cofradía que hoy en día conocemos. Jesús Resucitado también se desligaría de la Cofradía de Jesús, siendo en este caso el gremio de panaderos los que fundaría la Cofradía de Jesús Resucitado, aunque con el paso de los años pasaría está a estar tutelada por la Cofradía del Santísimo Cristo del Consuelo. Por su parte el paso de La Flagelación no daría origen a una cofradía, sino que se incorporaría al patrimonio de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Agonía. Del mismo modo, y aunque antaño naciera como filial de la Jesús, la Hermandad de la Convocatoria de Jesús ahora daría paso a la Cofradía del Tercio Romano del Santo Sepulcro.

Ya en 1953, la Cofradía de Jesús Nazareno volvería a enriquecer su patrimonio e incorporaría a sus filas un nuevo paso. En este caso sería el de Santa María Salomé, el cual tras tiempo de negociaciones con diversos escultores por parte de la Junta Directiva de la cofradía, se acordó en 1952 encargar la imagen al escultor valenciano Salvador Octavio Vicent Cortina, por la cantidad de 9500 pesetas como se hace constar en el libro de actas y de cuentas de la cofradía. La imagen finalmente llega a Cieza a principios de 1953, aunque pocos años después se le encargaría al propio Vicent una remodelación de la misma. El paso fue completado en 1956 con el magnífico trono realizado por el escultor ciezano Manuel Juan Carrillo Marco, obra que sin lugar a dudas, se convirtió, y en la actualidad lo sigue siendo, la joya de la Semana Santa de Cieza en cuanto a tronos se refiere, consiguiendo reinventar el tradicional trono de salón, al cual le arrebató el jarrón central, y sosteniéndose la pena principal en el aire gracias a las cuatro ménsulas que desde las esquinas del trono se enredan entre sí para elevar la imagen de la santa hasta el cielo.